Esta entrada constara de anécdotas budistas indefinidas, hago esto esperando les guste mucho como a mi y de igual forma espero puedan reflexionar un poco.

 

2-La
Anciana Mendiga (12-02-14)

En la
época de Buda vivió una anciana mendiga llamada

―Confiar
en la Alegría‖. Esta mujer observaba cómo reyes, príncipes y demás personas
hacían ofrendas a Buda y sus discípulos, y nada le habría gustado más que poder
hacer ella lo mismo .Así pues, salió a mendigar, y después de un día entero
sólo había conseguido una monedita. Fue al vendedor de aceite para comprarle un
poco, pero el hombre le dijo que con tan poco dinero no podía comprar nada. Sin
embargo, al saber que quería el aceite para ofrecérselo a Buda, se compadeció
de ella y le dio lo que quería La anciana fue con el aceite al monasterio y
allí encendió una lamparilla, que depositó delante de Buda mientras le expresaba
este deseo:

– No puedo ofrecerte nada más que esta
minúscula lámpara. Pero, por la gracia de esta ofrenda, en el futuro sea yo bendecida
con la lámpara de la sabiduría. Pueda yo liberar a todos los seres de sus
tinieblas. Pueda purificar todos sus oscurecimientos y conducirlos a la iluminación‖
A lo largo de la noche se agotó el aceite de todas las demás lamparillas, pero
la de la anciana mendiga aún seguía ardiendo al amanecer cuando llegó Maudgalyayana,
discípulo de Buda, para retirarlas.

Al ver
que aquella todavía estaba encendida, llena de aceite y con una mecha nueva,
pensó: ‖No hay motivo para que esta lámpara permanezca encendida durante el
día‖, y trató de apagarla de un soplido. Pero la lámpara continuó encendida. Trató
de apagarla con los dedos, pero siguió brillando. Trató de extinguirla con su
túnica, pero aun así siguió ardiendo.

Buda,
que había estado contemplando la escena, le dijo:

– ¿Quieres apagar esa lámpara, Maudgalyayana?
No podrás. No podrías ni siquiera moverla, y mucho menos apagarla. Si
derramaras toda el agua del océano sobre ella, no se apagaría. El agua de todos
los ríos y lagos del mundo no bastaría para extinguirla.

– ¿Por qué no?

– Porque esta lámpara fue ofrecida con
devoción y con pureza de mente y corazón. Y esa motivación la ha hecho enormemente
beneficiosa. Cuando Buda terminó de hablar, la mujer se le acercó, y él profetizó
que en el futuro llegaría a convertirse en un buda perfecto llamado

―Luz de
la lámpara‖. Así pues, es nuestra motivación, ya sea buena o mala, la que
determina el fruto de nuestros actos. Shanti de va dijo: “Toda la dicha que hay
en este mundo, Toda proviene de desear que los demás sean felices; Y todo el
sufrimiento que hay en este mundo,

Todo proviene
de desear ser feliz yo Puesto que la ley del karma es inevitable e infalible,
cada vez que perjudicamos a otros nos perjudicamos directamente a nosotros
mismos, y cada vez que les proporcionamos felicidad, nos proporcionamos a
nosotros mismos felicidad futura.

1- DESAFIO (2-02-14)

Es imprescindible un poco de lucha. Las tormentas con sus
truenos, relámpagos y tristezas, nos enriquecen tanto como la felicidad y la alegría.
Oí una parábola antigua. Y debe ser muy antigua porque en aquellos días Dios
acostumbraba a vivir en la tierra.

Un día un viejo campesino fue a verle y le dijo: ―Mira, tú debes ser Dios y debes haber creado el mundo, pero hay una
cosa que tengo que decirte: No eres un campesino, no conoces ni siquiera el ABC
de la agricultura. Tienes algo que aprender.

Dios dijo: ―¿Cual es tu consejo? El granjero dijo:
Dame un año y déjame que las cosas se hagan como yo quiero y veamos que pasa.
La pobreza no existirá más.

Dios aceptó y le concedió al campesino un año. Naturalmente pidió
lo mejor y solo lo mejor: ni tormentas, ni ventarrones, ni peligros para el grano.
Todo confortable, cómodo y él era muy feliz. El trigo crecía altísimo. Cuando
quería sol, había sol; cuando quería lluvia, había tanta lluvia como hiciera
falta. Este año todo fue perfecto, matemáticamente perfecto.

El trigo crecía tan alto….que el granjero fue a ver a Dios y
le dijo: ¡Mira! esta vez tendremos tanto grano que si la gente no trabaja en
diez años, aún así tendremos comida suficiente.

Pero cuando se recogieron los granos estaban vacíos. El
granjero se sorprendió. Le preguntó a Dios :¿Qué pasó, qué error hubo?

Dios dijo: Como no hubo desafío, no hubo conflicto, ni
fricción, como tu evitaste todo lo que era malo, el trigo se volvió impotente.

  

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